FINCA ALTHAYA
Un paisaje vivo donde la naturaleza, la ciencia y la dieta mediterránea se unen para nutrir cada programa de bienestar de ZEM Wellness Clinic Altea.
Donde la naturaleza se encuentra con la longevidad
Entre la luz mediterránea y las suaves laderas de la Sierra de Bernia, Finca Althaya es el corazón vivo de la filosofía de ZEM: un paisaje donde el ritmo de la naturaleza armoniza con la ciencia de la longevidad.
Más que una finca ecológica, es un territorio de vitalidad: 75,000 m² de tierra fértil que alimentan no solo a nuestro restaurante Salvia, sino también el alma de cada huésped que recorre sus senderos.
Aquí, el concepto de kilómetro cero trasciende la sostenibilidad para convertirse en una práctica diaria de coherencia y respeto. Cada olivo, cada rama de romero, cada gota de aceite lleva consigo la esencia de la dieta mediterránea: fresca, pura y guiada por las estaciones.
Aquí es donde empieza la salud: en la calidad de la tierra, en el equilibrio del ecosistema y en la silenciosa precisión con la que la vida se renueva.
Pasear por Finca Althaya despierta tanto los sentidos como la mente
Caminar descalzo sobre la tierra cálida, escuchar el canto de los pájaros que viaja con el viento o respirar el aroma de los cítricos y de las hierbas silvestres nos conecta con lo elemental: que el bienestar no es solo una búsqueda clínica, sino también una alineación emocional con el mundo que nos rodea.
En el lenguaje de ZEM, es una forma de medicina preventiva escrita por la propia naturaleza.
Un espacio para la celebración y la conexión
Rodeada de montañas y cielo abierto, más allá de su vocación agrícola, la finca ofrece un entorno íntimo para encuentros, cenas privadas o bodas que honran la vida en su forma más pura.
Bajo los olivos o junto al huerto al atardecer, cada evento se convierte en una expresión de alegría consciente: elegante, serena y profundamente humana.
Finca Althaya es origen y destino
Es el comienzo de cada ingrediente que nutre a nuestros huéspedes y la encarnación de un estilo de vida en el que ciencia, naturaleza y equilibrio conviven.
Un recordatorio de que la longevidad no se mide solo en años, sino en momentos vividos con presencia, gratitud y gracia.
